Tras alguna meditación, Urbina atinó a decir:
- Para mí, está loca.
- Es mujer, que es lo mismo - respondió el chauffeur, con indulgencia -. Uno vive con ellas, las toma en serio, las consulta para todo y después se extraña de que el mundo ande al revés. ¿Usted no cree, señor, que el hombre más adelantado es el negro de la poligamia, que a la mañana guarda a las mujeres en un cuartito y en vez de irse al trabajo, como usted o yo, sale a cazar tigres en elefante?
En La Sierva Ajena de Adolfo Bioy Casares.
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